A principios del siglo XX, antes de que existieran los retenes forestales modernos o los servicios de extinción organizados, los montes de la Sierra de Guadarrama estaban cuidados por manos expertas: las de los gabarreros.

Su trabajo no solo servía para calentar hogares o surtir a carboneras y panaderías. También era una auténtica medida de prevención contra los incendios forestales.

Limpiar el monte: el mejor cortafuegos

Los gabarreros recogían la leña muerta, las ramas caídas y los troncos secos. Este material era el combustible perfecto para los incendios. Al retirarlo sistemáticamente año tras año, mantenían el monte limpio y reducían la carga de combustible que podía propagar el fuego.

Además, abrían sendas y caminos que, sin saberlo, actuaban como cortafuegos improvisados. Estos pasos facilitaban el tránsito de pastores y vecinos, pero también frenaban los incendios cuando se declaraban.

Incendio Forestal en la Garganta del Rio Moros en Agosto del 2024

Un conocimiento profundo del terreno

El gabarrero conocía cada vaguada, cada ladera y cada árbol. Sabía cómo cortar ramas sin dañar al árbol vivo y qué zonas estaban más secas o más expuestas. Esa experiencia le permitía organizar su trabajo de forma que el monte se mantuviera sano.

Este manejo tradicional era sostenible: el bosque se regeneraba mejor, y se limitaban las acumulaciones peligrosas de materia seca.

Una labor esencial, aunque poco reconocida

En las primeras décadas del siglo XX, la administración forestal empezaba a organizarse, pero los recursos eran escasos. Las cuadrillas forestales eran pocas y no siempre llegaban a todas partes.

Los gabarreros suplían esa carencia con su trabajo diario y constante. Sin ellos, los montes habrían estado más abandonados y, probablemente, habrían ardido más a menudo.

Herencia cultural y lección para hoy

Hoy en día, los incendios forestales son un problema grave que afrontamos con tecnología y equipos especializados. Sin embargo, el espíritu del trabajo gabarrero nos deja una lección clara: la mejor prevención empieza con un monte bien cuidado.

Recoger la leña seca, abrir pasos, conocer el terreno y trabajar con la naturaleza en lugar de contra ella eran (y siguen siendo) estrategias clave para mantener nuestros bosques vivos y seguros.


En gabarreros.es queremos recordar y compartir este legado.
Porque entender el pasado nos ayuda a proteger el futuro de nuestros montes.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ir al contenido