Como ya contamos en la sección «La mujer Gabarrera» de esta web, fueron muchas mujeres también ayudaban en la preparación de la madera y en su transporte, aunque esta labor era considerada tradicionalmente masculina.
Pero su labor iba mucho más allá, como contaba en su carta Pablo González, de San Rafael, un gabarrero que sabía del trabajo de la mujer en la época de los Gabarreros… y las Gabarreras.

“CARTA DE PABLO GONZÁLEZ”
Voy a empezar por decir que yo fui gabarrero. Tenía doce años cuando dejé de venir a la escuela, que estaba aquí al lado, en lo que hoy es el Centro Cultural, para ir al Pinar, por lo tanto, conozco muy bien la vida que llevaban aquellas valientes mujeres.
Eran años dificilísimos. Se pasaba mucha hambre. La ropa era de muy mala calidad, más bien eran harapos y el poco dinero que los Gabarreros llevaban a las casas, solo daba para ir malviviendo.
Y, aquí viene el trabajo que hacían Las Gabarreras; cuidaban de la casa, sacaban a los hijos adelante casi sin medios, cosían y recosían camisas, calcetines, pantalones, etc.
Se las ingeniaban para hacer tortillas sin huevos. De un pantalón viejo del padre, hacían uno para el hijo mayor y hasta incluso para el más pequeño.
En verano, iban a las casas de los “señoritos”, como se llamaba a los veraneantes, a trabajar (a asistir se decía). En estas casas, recogían los desperdicios de la comida y se los llevaban para ir cuidando un cerdillo, que se solía sacrificar en diciembre, para poder mitigar algo el hambre durante aquellos crudos inviernos.
También, durante la recogida de la hierba, estas mujeres iban a los prados a ayudar con los rastrillos, cubiertas con “aquellos sombreros de paja” y, por supuesto, pasando mucho calor.

Asimismo preparaban todo lo que concierne a la matanza, es decir: hacer los chorizos, morcillas, adobos, etc.
Recuerdo que iban a lavar las tripas del cerdo al río y tenían que romper el hielo. Así que podéis figuraros el frío que pasaban.
Estas mujeres, por supuesto, sin despreciar a las de ahora, eran unas verdaderas heroínas.
Voy a decir, que el día de la Matanza era un día grande, pues saciábamos un poco el hambre. De ahí viene el Refrán: “Tres días hay en el año que se llena bien la panza: Nochebuena, Nochevieja y el día de la Matanza”
Y termino con el Refrán: “Detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer”: ESTAS ERAN LAS GABARRERAS.
Fuente: María Jesús Barreno. Cabe destacar que gracias a María Jesús y a las vivencias de nuestros mayores, nos llegaron historias y documentos como este.